Este pasado jueves tuvimos ocasión de escuchar por primera vez a Rubenciano, Rubén, un artista que podríamos llamar "de la casa", y es que, como público, no se pierde una.
Pero como protagonista, esta noche fue su debut, su estreno en La Luna. En una sesión de las que de vez en cuando se dan, de narración entendida en un sentido extenso.
Pues también en las canciones se cuentan historias, y particularmente en las de Rubenciano. Historias de vivencias personales, de experiencias familiares, reflexiones.... que como en todos los casos, pueden ser reales o imaginadas, pero que lo mismo funcionan para llegar al público.
La verdad es que al comienzo me dio la impresión de que le pesaba el espacio, o la responsabilidad que él mismo se había echado encima para esta sesión. Esto se tradujo en una primera parte un poco mecánica, en la que no terminaba de soltarse hacia la gente. Quiero decir, lo hizo bien, tocar y cantar, pero no terminaba de relajarse y establecer ese ambiente de complicidad que le viene a uno a la mente al ver un solista en un espacio acogedor como el de La Luna.
En la segunda parte todo salió mucho más fluido y relajado, y se encontró más en su salsa, más próximo, interactuando más, y consiguiendo un ambiente divertido y ameno, e incluso se decidió a arrancarse con un par de cuentos así entre canción y canción (que no se diga que no hubo cuentos esa noche).
No dudo de que habrá una próxima ocasión para compartir un buen rato con Rubenciano, y que una vez roto el hielo, podremos disfrutar de nuevo de su música, sus letras, y puede que algún cuento o alguna historia más, porque condiciones no le faltan.
