sábado, junio 23, 2007

Guadalajara (II)

Durante este tercer fin de semana de Junio, todo el mundo es cuentero en Guadalajara. Si alguien, escuchando contar cuentos, ha pensado en cómo sería la experiencia de contar un cuento, encontrará su sitio en el Maratón: que se inscriba (o espere a la hora de los Cuentos Mínimos, como hice yo), y se lance a contar. No se arrepentirá.

Al consultar el apretadísimo programa de actividades, se ve que alrededor del núcleo principal que es el Maratón digamos "popular", hay una actividad de narración ejercida por los profesionales, y centrada en el Maratón Viajero (sesiones de narración por distintas localidades de la provincia a lo largo de los días previos al Maratón), y sobre todo en el Festival de Narración.

En el Festival tuvimos la oportunidad de ver unos cuantos narradores de otros países; que recuerde ahora, de Suiza, Italia, Uruguay, Gran Bretaña, Francia... De lo que vi en el Festival, me quedo especialmente con los italianos de 'Il Baule Volante', con una forma de contar cuentos dinámica, intensa, y perfectamente elaborada.
Me pareció, por otro lado, que el Festival de Narración viene a cubrir la faceta que el Maratón no cubre (y pienso que con buen criterio), como feria de narración. Así el Teatro Moderno se convierte en punto de encuentro y contacto de cuenteros, ilustradores, informadores, y la gente del mundo de la narración.

Pero si algo da sentido, alma e impulso al Maratón de Guadalajara, es ese tesoro de voces anónimas movidas por la satisfacción de compartir una historia con quien quiera escucharla (y aquí también quiero felicitar a la organización porque, si son muchos los que cuentan, doy fe de que no son menos los que escuchan, a cualquier hora del día y de la noche).
Vimos pasar frente al micrófono a personas de todas las edades: el menor no creo que tuviera más de 4 años, y más de uno que rondaba o pasaba los 80. Unos nerviosos, otros aplomados, pero todos entusiastas y generosos.
Algunos contaban solos, y otros en grupos. En total, según nos comunicaron al final, 1084 cuenteros que contaron 798 historias.
Resultó especialmente gratificante ver tal cantidad de niños contando y recitando, una cantera que hace pensar en que la tradición está viva, al menos, durante otra generación (como ha sido desde que el cuento es cuento).
Me importa destacar también que durante una buena parte del Maratón, en las horas de mayor afluencia de escuchadores, los cuentos que se están narrando son traducidos para los sordos mediante lenguaje de signos. Y me importa destacarlo por lo que tiene de iniciativa integradora y porque esta, como otras muchas tareas del Maratón, es realizada por voluntarios que colaboran desinteresadamente.


- Todos somos cuenteros -

Una curiosa iniciativa, que me parece muy acertada, es que el 'pin' oficial del Maratón no está a la venta. Como todos los eventos de este tipo, existe una variedad de productos de merchandising: camisetas, carteles, postales,... pero en la tienda oficial no encontraréis el 'pin'.
Hay que ganárselo contando al menos un cuento. Y bien orgulloso que se luce después.

Que cuenten conmigo para el próximo. Y espero veros por allí.


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