De niña, fui lectora apasionada de los llamados cuentos de hadas, por los que desfilaban extraños seres no siempre benignos que daban a la vida una constante sensación de peligro e incertidumbre. En aquellos cuentos, los escenarios también resultaban intimidatorios. Grutas, bosques espesos, acantilados rocosos, mares agitados, estanques turbios sobre los que aleteaban sonidos de ultratumba y sombras amenazantes, servían de telón de fondo de intrincadas historias en busca de tesoros y reinos perdidos o desencantamientos, porque muchas veces, el protagonista había sido víctima de un maleficio y vivía bajo una falsa y horrible apariencia.
PARA LEER EL ARTICULO COMPLETO: EL PAÍS
2 comentarios:
Te invito a que entres al blog que creé http://alaikabloc.blogspot.com/, donde pienso publicar cuentos de diferentes géneros, algo locos… Te espero por allá. Saludos!
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