1.- ¿Puede indicarme cuántos y
cuáles son los títulos de algunos de los cuentos que empleará durante su
intervención en la sesión de Cuentos Eróticos?
Estoy valorando distintas posibilidades,
pero, en cualquier caso, serán cuentos populares. Puede que cuente sólo
uno o dos cuentos: me encantan los cuentos largos. Como en las últimas
ediciones conté cuentos de tradición árabe, es posible que para esta
ocasión vuelva a recuperar algún cuento de la tradición europea recogido
en el siglo XIII o XIV. Todavía no lo he decidido.
2.- ¿Qué ingredientes no deben faltar a su juicio en un cuento de perfil erótico?
En los textos tradicionales de este tipo
no suele faltar el humor, la crítica y, claro está, una buena dosis de
carnalidad y de celebración de los días.
3.- ¿Se ha ruborizado en alguna ocasión al contar un cuento erótico o sentido como si estuviera desnudo ante el público?
Siempre que cuentas estás desnudo ante
el público: nada tapa a la palabra dicha que nos muestra tal como somos,
no hay escapatoria. En el caso del cuento erótico es una doble
desnudez, pues muestra lo que eres por dentro y por fuera, ya que
cuentas desde la propia experiencia, la propia piel. Así las cosas, para
mí esto no es una cuestión de vergüenza o rubor, sino que se trata de
compartir la fiesta y la alegría de la carne, de la risa.
4.- ¿A qué atribuye más poder de
seducción en un cuento erótico, a la imagen que se formula el
escuchante en su mente o a la capacidad misma de la palabra para activar
el imaginario?
El cuento alimenta una ficción que crece
de dentro hacia afuera, la palabra invita a que el oyente elabore su
propia imagen de lo contado: por eso la palabra dicha es tan potente y
seduce de manera tan intensa, porque acomoda la historia que se cuenta a
la propia experiencia de quien escucha. Y en el caso de la experiencia
erótica, tan íntima, tan secreta, el cuento se convierte en una suerte
de liberación, de experimentación y juego que no pone en riesgo a las
emociones.
5.- La fuente de inspiración de esos cuentos de dónde se extrae o en dónde se encuentra en su caso
Como os he dicho en la primera pregunta,
todos los cuentos picantes, eróticos, vergonzantes, obscenos,
procaces... que cuento, son de tradiciones y culturas diversas. En
ningún caso cuento cuentos de autor, aunque hay un pequeño texto de
Cortázar y un cuento de Anaïs Nin que me rondan hace unos meses. Pero
todavía no ha sido el momento de darles aliento.
6.-¿Cuál es a su juicio el valor de la palabra y la narración oral en el contexto de esta sociedad hipertecnificada?
Son muchos los valores que podemos
asignar al cuento contado, más en estos días: la palabra dicha nos
recuerda qué somos, la necesidad que tenemos de contar y contarnos, de
pensarnos, de ser en el grupo y de participar activamente (contando,
escuchando) en lo que nos sucede; el cuento contado es voz ancestral que
nos conoce y tiene respuestas (y preguntas, muchas) ante las
inquietudes de los días; la palabra dicha nos mira a los ojos y nos
invita a reconocernos.
7-. ¿De qué nos salvarán las palabras?
De los silencios y, sobre todo, de sus vacíos.
fuente: http://www.isladelecturas.com/
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