El jueves volvió a La Luna Carlos, trayendo consigo todo un muestrario de su buen hacer en tantas cosas.
Desde el cuento vestido de palabras limpias sin más adorno, pasando por la música, la canción o los títeres.
Algunas partes de la sesión del jueves ya las conocíamos, porque a Carlos lo tenemos muy a mano para conocer su trayectoria y su repertorio, pero también nos dio la oportunidad de presenciar un par de novedades sobresalientes, en su trabajo con los títeres.
Sobresalientes en todos los pasos del proceso titiritero; el diseño, la construcción, la manipulación y las divertidas historias que representan los títeres, todo forma un conjunto en el que no se sabe qué elemento puede ser más importante que los otros, porque todos se pueden destacar.
Además están sus particulares versiones musicales de temas de la tierra: la jota-blues es algo digno de ser escuchado, y sus versiones de clásicos del jazz a la trompetilla, no se pueden pasar por alto.
Y su forma de contar sus cosas y las de su pueblo, algunas de las cuales sabemos que son así como las cuenta (lo que nos hace pensar que las otras también).
En el global de la sesión la primera parte me resultó más atractiva que la segunda, porque en ella se concentraron las novedades, aunque en el resto mantuvo el nivel alto y estuvo divertido, seguro y dominando el escenario.
Tener a Carlos en La Luna ya es casi una garantía de pasar una buena noche de cuentos, pero si además tenemos la oportunidad de ver a un profesional que evoluciona y profundiza con acierto en su campo, se queda uno doblemente satisfecho.
No hay comentarios:
Publicar un comentario