miércoles, agosto 27, 2008

EXPOSICIÓN 'BARBA AZUL. TRAS LAS HUELLAS LITERARIAS DE UN CRIMINAL EN SERIE', EN EL MUSEO STRAUHOF. ZURICH. SUIZA


La historia de ese hombre desalmado escrita por el francés Charles Perrault, apareció en el mundo literario en 1697 en París y, junto con otros de sus cuentos como La Bella durmiente del bosque, Cenicienta y la Caperucita roja, han pasado a ser narraciones de difusión universal gracias a la fina ironía de su relato y a la doble moral que presentan.

El castigo a la curiosidad

En efecto, Barba Azul, hombre riquísimo y poderoso conocido por la fealdad de su barba azulosa, cada vez que encontraba a una mujer con quien casarse le daba las llaves de todas las estancias de su mansión para que dispusiera libremente de ellas. Sin embargo, existía una sola habitación en la que la esposa tenía terminantemente
prohibido entrar.

La curiosidad de las mujeres era tal que no podían resistir el consejo de su marido y es así que al abrir la alcoba prohibida, descubrían con horror a otras esposas muertas que, como ellas, habían caído en la tentación de la curiosidad.
Esta narración alcanzó en Francia una gran repercusión entre los miembros de la nobleza y la alta burguesía de la época del rey Luis XIV, pues de una forma no menos dramática ponía el acento en el eterno conflicto de la lucha por el poder entre el hombre y la mujer.

De varios modos Barba Azul revelaba la dominación masculina que imperaba tanto en la familia, la sociedad y el Estado francés. En pocas palabras, con este cuento se desenmascaraba el patriarcado predominante que existía resultado de la política absolutista del rey, no por casualidad llamado 'El Sol'.

La popularidad del barbón cruel

Junto a una buena selección de textos literarios, citas y reflexiones filosóficas, la exhibición del Museo Strauhof va mostrando la importancia que con el tiempo fue adquiriendo la figura del temerario Barba Azul.

Ya desde el siglo XVIII esta historia había comenzado a difundirse por Europa a través de traducciones hechas a otras lenguas como la que se publicó por primera vez en Inglaterra en 1729, en Alemania en 1770 y sucesivamente en Austria y Suiza.
La repercusión cada vez más amplia del personaje de Barba Azul no se detenía solamente en las versiones dejadas por la literatura, sino también por el teatro. En particular sobresalieron las adaptaciones que se crearon para la ópera como la que realizó el compositor francés André E. Modeste Grétry y la del mismo Goethe presentada en el Hoftheater de Weimar.

Durante el siglo XIX la pintura se había convertido en un canal de difusión de primer orden. Numerosas ilustraciones de Ludwig Richter y las del memorable Gustav Doré aparecieron representando al célebre asesino barbado y cruel, que coleccionaba esposas muertas.

FUENTE: SWISSINFO

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