Durante tres días diez contadores procedentes de diversas partes del mundo se proponen mostrarle al público la magia y el encanto de una historia bien contada.
Como escenario, distintos locales de avilés que ya les recibieron otros años. Entre su repertorio, cuentos tradicionales, adaptaciones literarias e historias creadas por ellos mismos.
Dicen que la de cuentacuentos es una profesión itinerante, que se embarcan en un viaje constante con sus mochilas cargadas de cuentos. Y siempre sin un guión, ya que en cada una de sus actuaciones la historia contada nunca es la misma ni la prevista, sino que se adapta a la gente que acude a escucharles. El público hace de este espectáculo algo vivo.
«Las grandes historias permanecen en el recuerdo; la palabra es mágica y no puede ser sustituida por nada y, sin embargo, en una sociedad cada vez más tecnificada, ésta cae en desuso», comenta Román Antonio Álvarez, concejal de Cultura.
«Aunque se tienden a asociar los cuentos con el público infantil, pero son para todos», dice José Manuel Lobo, cuentacuentos y responsable de Ventanilla 69, la asociación cultural que en colaboración con el Ayuntamiento y diferentes hosteleros avilesinos organiza estos encuentros. «Puedes contar una historia infantil, la misma que contarías por ejemplo en una escuela, en un bar donde habitualmente se escucha música rock y heavy; es sorprendente ver la reacción de la gente. Con esta jornadas intentamos romper el mito de que los cuentos son sólo para niños», señala Lobo.
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