Medio siglo ha dedicado Joaquín Díaz al estudio y difusión de la tradición a través de diferentes manifestaciones, principalmente la música y la narración oral, detrás de la cual ha observado un "catálogo de respuestas" a las preguntas que se podía hacer el ser humano a lo largo de su vida.
"La tradición oral aportaba no sólo respuestas, sino soluciones a problemas de convivencia, de relación, de jerarquía, de respeto a las normativas dadas en común", ha explicado Díaz (Zamora, 1947) en una entrevista con la Agencia Efe, con motivo de la publicación de una caja de cinco discos dedicados al mundo infantil.
"100 canciones y cuentos infantiles" (Warner Music) reúne un centenar de tonadas, relatos y trabalenguas recopilados por este etnógrafo y musicólogo en diversos pueblos de las provincias de Palencia, Segovia, Valladolid y Zamora durante los años setenta y ochenta del pasado siglo.
Sus informantes fueron principalmente ancianos que recitaban con prodigiosa memoria canciones y cuentos recibidos cuando eran niños por boca de sus mayores, que ahora Joaquín Díaz ha vuelto a editar a partir de la edición original en vinilo, fechada en 1985 por el sello discográfico Fonomusic.
Han transcurrido más de treinta años y este material, a pesar de la invasión de las nuevas tecnologías, conserva aún una vitalidad y utilidad "perfectamente aprovechable para el conocimiento del idioma y su uso por parte de los más pequeños", ha analizado.
"La práctica con estos materiales, que han sido ya útiles durante siglos, solucionan de modo sencillo los primeros movimientos del propio cuerpo relacionándolos con las palabras y con balanceos: la combinación de la palabra y movimiento ayuda a memorizar", ha explicado.
Canciones de cuna, oraciones, villancicos, tonadas de juegos y narraciones breves inician a los más pequeños en el conocimiento de sus facultades psicomotrices, estimulan la memoria y favorecen la socialización, mientras que en el caso de los más mayores procuran "un emotivo encuentro con su propio pasado".
"Tan fuerte es su influencia en nuestro aprendizaje cultural, en el cultivo de nuestra personalidad, que algunas personas que padecen el mal de Alzheimer solo reaccionan ante situaciones que incluyan una melodía o cancioncilla de su niñez", advierte.
Se trata de "restos de su memoria implícita, ya que su memoria explícita ha ido sufriendo una grave degeneración", ha puesto como ejemplo.
En el caso de la educación, Díaz considera que cada pieza de la tradición oral supone "un medio de comunicación y un código de comportamiento excelentes gracias a la confianza que genera la narración en quien lo escucha", ha insistido.
En todos los relatos, aún los cantados, "se aprecian alternativas, sucesivos contrastes entre carencia y posesión, entre orden y desorden, que dinamizan la narración al tiempo que van interesando y moviendo la atención del oyente hacia unos sonidos que encierran una intención y un significado", ha insistido.
Más de un centenar de discos y libros ha publicado Joaquín Díaz en estos cincuenta años de trayectoria profesional, en los que también ha figurado como concertista, intérprete y descubridor de nuevos valores como fue el caso de Cecilia, a quien promocionó como un firme valor de la canción española en los años sesenta y setenta.
A los niños dedicó uno de sus primeros estudios y recopilaciones, "Cien temas infantiles", editado en 1981 en Valladolid por el Centro Castellano de Estudios Folklóricos, germen de la posterior grabación de vinilo, en 1985, y de esta recuperación en soporte compacto. Roberto Jiménez
FUENTE: EL DIARIO
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