“Mira comenzó el cuento. Súbitamente varió de aspecto y semblante. Sus ojos negros adquirieron un resplandor especial, y sus manos comenzaron a accionar como sólo él sabía hacerlo. Parecían dos serpientes que hubiesen salido de su cesta a contorsionarse al son de la flauta”
Isak Dinesen, “Los soñadores”, pp. 225
No hay comentarios:
Publicar un comentario