EL PLACER DE CONTAR UN CUENTO
Un antiguo rito perdura en la Biblioteca Pública de Nueva York hasta hoy. Cuando comienza la hora del cuento, en la sala infantil de lectura, se enciende una velita, que anuncia a los pequeños que ha llegado el momento de traspasar el mundo real para acceder al de la imaginación.
''Los niños prestan atención a todos los cuentos, y cuando se termina la lectura, apagan juntos la velita. Y si se portaron bien, se les concede un deseo'', cuenta la escritora de cuentos infantiles cubanoamericana Lucía González, que recoge esta tradición en su tercer libro bilingüe, The Storyteller's Candle / La velita de los cuentos, editado por Children's Book Press.
González, en la actualidad subdirectora del Sistema de Bibliotecas Públicas del condado Broward, estableció también la costumbre de encender la velita a las 7 de la noche, en Bedtime Stories, la hora de lectura que organizó hace unos años en la biblioteca de Miami Lakes. ''Los niños venían en pijamas y les encantaba que encendiera la velita. Lo veían como algo mágico'', comenta González, que, de pequeña, en su natal Caimito del Guayabal, un pueblo cercano a La Habana, vivió una experiencia parecida.
Más información: EL NUEVO HERALD
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