Cuatro de cada 10 niños cordobeses de 0 a 5 años no conocen el placer de que algún adulto de su núcleo familiar les lea un cuento o les narre una historia. El dato es más duro si se lo analiza por estrato socioeconómico: siete de cada 10 chicos pobres no tienen esa oportunidad, al igual que el 19,2 por ciento de los más ricos.
El estímulo básico que introduce a los niños en el mundo de los relatos y de la imaginación y que refuerza los lazos afectivos entre padres e hijos es una de las oportunidades de difícil acceso a los sectores más vulnerables de la sociedad.
Los datos figuran en el último informe del Barómetro de la Deuda Social Argentina y el Barómetro de la Deuda Social de la Infancia 2004-2008 que desarrollan de manera conjunta la Universidad Católica Argentina y Fundación Arcor. El documento, al que accedió La Voz del Interior, se presentará el 4 de agosto en Buenos Aires.
La investigación confirma, entre otras cosas, lo que se observa a simple vista: el acceso y la permanencia de los niños y adolescentes en una educación de calidad están marcados por profundas diferencias económicas, sociales y culturales.
Lo mismo ocurre con la posibilidad que tienen los chicos ricos y pobres de participar de actividades culturales y deportivas y en aquellas relacionadas con la tecnología. La brecha entre la base y el extremo de la pirámide social es enorme.
“Las prácticas sociales y culturales que niños y niñas vivencian más allá de la escuela tienen un carácter educador que influye en sus oportunidades educativas”, dice el informe.
¿Qué posibilidades de socialización tienen los chicos más allá de la escuela? ¿Tienen acceso cercano a plazas, clubes, centros culturales? ¿Practican deportes, realizan actividades artísticas? ¿Tienen acceso a Internet? ¿Escuchan cuentos, festejan cumpleaños?
ARTICULO COMPLETO: LA VOZ
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