En la antigüedad la especie humana creó explicaciones de tipo mágico acerca del funcionamiento de su realidad. Estas explicaciones míticas dieron origen a diversas cosmovisiones alrededor del mundo y conjuntaron tanto las esperanzas como temores de diversas civilizaciones respecto al origen del mundo, las especies y diversos planteamientos filosóficos vitales para los seres humanos. A la postre estas historias fueron desplazadas como fundamentos de realidad conforme el método científico fue desmitificando los fenómenos que más ha deseado estudiar y comprender el ser humano.
En la actualidad y desde tiempos antiguos, las explicaciones científicas incompletas suelen ser poco satisfactorias y causantes de angustia en el ser humano; esta angustia es mayor en personas con grados de analfabetismo elevados así como en niños muy pequeños. A pesar del paso de los años, los cuentos de hadas han prevalecido como herramienta pre-educativa principalmente por la necesidad de proponer modelos de conducta a los niños, disminuir su angustia ante la realidad que no comprenden completamente y proporcionar entretenimiento oral adecuado a la edad de los infantes. Eventualmente, con el paso de los siglos y cambios sociales, estas historias que solían ser “la verdad” de la realidad, se convirtieron en parte del imaginario colectivo como un lugar común y antecedente literario al establecer un pasado en materia de narrativa y desarrollo de las letras en la antigua Europa.
Para el siglo XX el cuento se reivindica, se dan variantes del mismo tales como los microcuentos, los relatos orientados a públicos diversos y finalmente el nicho de los cuentos queda en manos de editores de libros con perspicacia suficiente para no perder las raíces de la literatura fantástica con el paso de los años y la labor de las personas dedicadas al oficio de cuentacuentos, uno de los oficios que más repunte han cobrado en el área de las letras, principalmente por la necesidad de estimular a los niños en sus capacidades de abstracción y mejora en materia de narrativa oral.
Los beneficios de contar cuentos son consistentes y casi inmediatos, quizá la incentivación a la lectura no sea destacable entre esos beneficios al 100%, pero la estimulación que las narraciones proporcionan al hemisferio cerebral derecho, la memoria y las mejoras en la expresividad humana son consistentes entre más relatos escucha el ser humano. Las posibilidades de que una persona sea retraída e insegura disminuyen enormemente cuando se le enseña a interpretar la realidad con diversas herramientas literarias a lo largo de su vida. El cuento no condiciona a las personas para ser futuros escritores, pero si estimula su futura claridad y originalidad en su expresión lectora-escrita e inclusive verbal.
El cuento ha tenido un largo recorrido y cambios en cuanto a calidad, cantidad y papel social, pero perdura como narrativa desde las líneas de producción en fábricas de diversos países donde se lee a los trabajadores mientras llevan a cabo sus tareas hasta el “tradicional” cuento de “antes de dormir” para los niños, el relato sigue siendo un fuente importante de solaz para la cada vez más atribulada mente de las personas, así como un poderoso distractor de las demandas del exterior en materia de productividad que implica vivir en sociedades de corte capitalista y por tanto demasiado apresuradas como para hacer gratos muchos procesos que implica tanto ser niño como ciudadano en un mundo globalizado.
Para inicios del siglo XXI la creación, mejora e inclusive profesionalización de los oficios que involucran narración sería un poderoso incentivo a la imaginación a nivel global. El poder de un relato ha probado ser un antídoto indiscutible para el tedio, el analfabetismo e inclusive sigue siendo una mejor manera de explicar la realidad siempre y cuando se integren elementos científicos racionales a discreción en la disertación de un cuento. Ojalá a futuro la sociedad reconsidere su postura individualista en cuanto a lo que ahora la sociedad llama “autodidactas” e involucre más a los narradores perspicaces en procesos hetero-didácticos. Está comprobado que la fórmula de convertir a películas, series y similares productos las historias, las deja sumamente empobrecidas a nivel literaio y los cambios que muchos guiones de estos productos arrojan suelen ser poco incentivantes para la imaginación colectiva… Pero eso… Se los dejo para mañana…
FUENTE: SEXENIO
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