Un nuevo Blog, intimista y personal, sobre cuentos. El primer post nos ha parecido muy interesantes, merece una visita. CUENTOS DE BRUJAS Y OTRAS ZARANDAJAS
Bruja: Mujer sabia, intuitiva, inteligente, adivina, empática, pícara, divertida...
Esta es mi definición de bruja y por eso me gustan tanto.
He tenido la suerte de tener muchas brujas a mi alrededor y además creo que todas las puedo ligar a los cuentos, a la literatura.
La primera de mis brujas fue mi abuela Antonia, de la mano de ella entré en el apasionante mundo de la fantasía, en un mundo lleno de ilusión, adjetivos y rimas.
Recuerdo su "...gallo Kiriko que no es nada humano, le da con el pico y se come al gusano...", que le hacíamos repetir una y otra vez.
Recuerdo esas siestas interminables del caluroso verano en las que se subía con nosotros (sus nietas y nietos) a las "salas" para contarnos historias; unas inventadas y muchas otras reales pero no por eso menos apasionantes.
De su mano conocí sin saberlo a Rubén Darío, a Espronceda, a Gloria Fuertes, a Quevedo...
Y al gran poeta de nuestra tierra José Martínez Álvarez de Sotomayor:
Q'al lao de osté, madre,
semos tos lo mesmo,
y las mesmas fiestas a los dos nus hace
y del mesmo bollo nus da que comamos,
y los dos durmemos en el mismo catre,
manque sea feico;
¡manque no me mire ni me llame naide!
Los conocía a todos sin saber sus nombres ya que ella lo había aprendido todo a través de la narración oral. Mi abuela era autodidacta, aprendió a leer y a escribir sola y poseía una memoria prodigiosa para guardar historias y una capacidad impresionante de transformarlas en una aventura cuando las narraba:
Don Palillo de Madera
nació cerca de la sierra.
De la sierra de serrar
y no de la de nevar.
Un día de fuerte viento,
se escapó de su aposento:
-"Yo no quiero ser vulgar
y mi deseo es triunfar".
Se puso robusto y sano
que parecía un gusano.
Y acabó el pobre palillo
pinchado en un pepinillo.
Lo entonaba, lo gesticulaba y lo vivía de tal manera que con ella cruzábamos la puerta de la fantasía y acompañábamos a un Don Palillo vestido de general de caballería cabalgando sobre el viento.
Ahora, que ya no la tengo cerca, si quiero sentir su abrazo, solo tengo que recordar sus intensos ojos azules y su mirada dulce recitando:
La princesa está triste... ¿Qué tendrá la princesa?
Los suspiros se escapan de su boca de fresa,
que ha perdido la risa, que ha perdido el color.
La princesa está pálida en su silla de oro,
está mudo el teclado de su clave sonoro,
y en un vaso, olvidada, se desmaya una flor.
Mi abuela me acercó a la literatura, o mejor dicho, mi abuela me mostró como la literatura puede acercar a las personas.
Años después cuando fui poniendo nombres a los autores de sus historias y las descubrí de nuevo en los libros,, encontré un nuevo camino hacia ella, ahora..., cada vez que abrazo un libro, la siento cerca.
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