Ese cuento, el que se saben de memoria, el que siempre les pone sonrisa pese a que el final ya no sea sorpresa, ese cuento, el que piden antes de irse a dormir. Pueden acostarse con él, que ya lo hacen, pero ahora con los personajes pegados al cuerpo. Es la genial idea de Casa K, la derivación textil de una editorial de culto infantil y premios nacionales, Kalandraka.
Todo comenzó cuando los niños empezaron a cambiar las vidas de algunos de los autores y trabajadores del sello gallego, como la propia responsable del proyecto Olalla González. "Empezamos a tener hijos y descubrimos que siempre nos piden los mismos cuentos a la hora de dormir, y que forman ya parte de la familia. Pensamos que sería genial que ese personaje que tanto les gusta, del que piden que les cuentes su historia una y otra vez, les pudiera acompañar en sus sueños cuando se van a la cama".
Así La cebra Camila resiste al viento travieso desde el frontal del pijama, pero no está sola, el caracol que traza rastros de plata le acompaña en el pantalón. Es uno de los guiños de la colección: los colores de las prendas se eligen en consonancia con la gama cromática de los libros y algún personaje secundario salpica el algodón 100%. "Escogemos cuentos de autor y tradicionales, cercanos, con ilustraciones que se pueden adaptar al soporte textil. Nos ponemos en contacto con sus creadores e intentamos transmitir los mismos valores que se plasman en el libro: calidad, originalidad, coherencia en el diseño... El ilustrador se ocupa de realizar una ilustración exclusiva para cada modelo", explica Olalla.
Con el mismo cariño con el que editan sus volúmenes, se han preocupado porque los pijamas sean no sólo bonitos, también buenos. Para la confección eligieron una fábrica cercana, situada en Portugal, "para poder desplazarnos al centro de producción y supervisar el proceso. El resultado es que son prendas de excelente calidad certificadas con el sello Oeko-Tex (textiles de confianza), con serigrafías sin plastisol que favorecen la transpiración, y con corchetes libres de níquel para evitar alergias. El fin último es que gusten no sólo a las madres y padres, sino a sus destinatarios directos, los niños y niñas", en palabras de González, y de ahí que hayan incorporado cómodas mangas ranglán, la cinturilla ancha en el pantalón, el tratamiento de esmerilado en el interior para que resulte suave, la etiqueta serigrafiada para evitar rozaduras...
FUENTE: METROPOLI
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