lunes, abril 13, 2009

NARRADORES ORALES DE LA PLAZA JMAA EL FNA DE MARRAKECH

Caótica, pícara y pirata. Así es la plaza Jmaa El Fna de Marrakech, que traspira arte y diversión por sus cuatro costados. Turistas y marroquíes se introducen a diario en su desordenado ambiente para disfrutar de su bullicio y sus personajes. Tatuadoras de henna, encantadores de serpientes, músicos gnawas -descendientes de los esclavos- o los tenaces adiestradores de los monos del Atlas marroquí son algunos de sus perpetuos moradores.

Aunque su alma, el alma de la plaza, la narran y la cantan todos los días sus cuenta cuentos. Trovadores del siglo XXI que resisten, con dificultad, a los embates del desarrollo y la modernidad. "Diez, sólo somos ya diez narradores, de distintos dominios", cuenta apenado Khalid Qntifi. Traspasó hace tiempo el medio siglo -la mayoría de ellos sin salir de su plaza- y es el último representante de los artistas marroquíes que narran las alabanzas del profeta.

Lo hace, siempre sonriente y entregado, al ritmo de la música de su viejo laúd. "Cuando empecé a representar mi espectáculo en Marrakech éramos decenas y decenas de narradores, cada vez somos menos porque los viejos mueren, ley de vida, y los jóvenes no quieren enrolarse en una profesión sin salario", relata. Sus hijos no quieren saber nada del arte de Qntifi, al menos para dedicarse a él. "Han optado por otro camino".

Sin embargo, dice, una de sus preocupaciones "es encontrar a algún joven que quiera aprender y que sirva de eslabón de este arte para las nuevas generaciones, para que no se pierda". Junto a Qnfiti, el resto de oradores y cuenta cuentos critican el poco apoyo que les ofrece el Gobierno, pese a que la plaza de Marrakech fue declarada Patrimonio Oral de la Humanidad por la Unesco.

Ahora, un proyecto de la Escuela Superior de Gestión (ESG) de Casablanca y la Asociación Profesional de la Halka (como denominan los marroquíes a sus narradores y oradores) ha sacado de la Jmaa El Fnaa a una representación de sus personajes más típicos, para viajar por Marruecos y ayudarles a que su público no les olvide.

"Los estudiantes querían dar valor al trabajo de estos artistas, representantes y guardianes de nuestra tradición y nuestra cultura; es una forma también de llamar la atención de las autoridades marroquíes", explica Rabea El Barghauoi, portavoz de los alumnos de la ESG.

FUNCIÓN SOCIAL

No en vano, su función, la de los narradores, es también una función social. "En un ambiente distendido, de fiesta, y con guiños a la transgresión, ayudan a educar al pueblo en cuestiones fundamentales de las que a veces no se ocupa el Estado", reflexiona Abdelmoula Chajaay.

Chajaay conoce bien a los cuenta cuentos. "A muchos los veo trabajar desde hace 32 años, cuando llegué a Marrakech con mis serpientes". Chajaay se queja porque dice que cada vez son menos las personas que se acercan a disfrutar con sus espectáculos. "Nos están ganando las nuevas tecnologías", lamenta.

Chajaay y Qnfiti advierten: "Un día desapareceremos, y entonces para vernos, para saber de nosotros, las generaciones venideras tendrán que meter un CD en un reproductor y ver un documental". Sus leyendas y tradiciones, sin embargo, siguen de momento vivas con ellos. Aún no está todo perdido.

FUENTE: CANARIAS24HORAS

No hay comentarios: