Otra semana de estrenos en La Luna. En esta ocasión Luis Carmelo desde Portugal.
Luis Carmelo tiene un estilo muy particular.
Con ritmo lento, pausado, se toma su tiempo para desarrollar cada historia. Y esa pausa la ilustra además con la música de su concertina.
El uso de música en la narración (o en el teatro, o en el cine...) a veces es un medio para enfrentar el miedo al silencio, para enmascarar vacíos.
En el caso de Luis Carmelo resulta ser una extensión de su voz, una herramienta que le da profundidad, a la vez que lleva el estado de ánimo de los espectadores por donde él desea, acompañando a los personajes de los cuentos.
Uno de los aciertos con el acompañamiento musical es que no usa melodías reconocibles, sino atmosféricas; no ilustra, sino que marca el tono del relato.
Y evoca. A mí, puertos de mar, viento y sal.
Acorde con esto, las historias conformaron una selección de sentimientos. No resultaba tan importante lo que sucedía como lo que sentían los protagonistas.
Una bonita sesión para escuchar a media luz y dejarse llevar por la nostalgia que cada uno guarde dentro.
1 comentario:
estoy de acuerdo contigo. Si uno de los efectos de una buena narración oral es el de conmover, Luis lo consigue plenamente.
Itziar Rekalde
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