Estos días en Madrid se puede visitar, en la sala
del Canal de Isabel II, una exposición de grabados, realizados en 1969 por David
Hockney, que ilustran algunos de los cuentos de los hermanos Grimm. Son hermosos
y misteriosos esos grabados.
Al
comenzar la exposición uno se encuentra con un homenaje del artista a Dorothea
Viehmann. Es esta que aparece en la imagen. Fue una cuentista alemana.
Nació,
como Dorothea Pierson, el 8 noviembre 1755 en
Rengershausen. Sus
antepasados paternos eran franceses, y fueron perseguidos por profesar
la fe protestante (hugonotes). Huyeron a
Kassel (actual estado de Hesse). Ella era hija del propietario de una taberna. A
medida que creció, Viehmann recogió numerosas historias, leyendas y cuentos de
hadas que contaban los huéspedes y los invitados de su padre. Debido a su
origen, muchas de sus historias se basaban en cuentos de hadas
franceses.
Dorothea Viehmann contando cuentos a los hermanos Grimm |
En 1777 Dorothea Pierson se casó con el sastre
Nikolaus Viehmann quien murió diez años después. Tras de la muerte de su marido,
tuvo que ganarse la vida y sacar adelante a sus siete hijos con la venta de los
productos de su huerto en el mercado local. Desde 1787, vivió en Niederzwehren,
que hoy forma parte de la ciudad de Kassel.
Allí la conocieron Jacob y Wilhelm Grimm en 1813.
Por aquel entonces estaban escribiendo un diccionario y, en el proceso de
búsqueda de vocablos y de sus fuentes, se toparon con esta mujer, que les contó
veinte cuentos en un lenguaje sencillo. Los hermanos quedaron tan impresionados
que los transcribieron palabra por palabra mientras la mujer los iba contando.
Después encontraron otros doscientos cuentos procedentes, seguramente, de otras
diez o quince personas y los recopilaron. Wilhelm Grimm escribió
sobre ella diciendo que se trataba de una suerte increíble que él y su hermano
hubieran conocido a esta mujer. Los hermanos estaban especialmente impresionados
de que Dorothea pudiera volver a contar sus historias una y otra vez sin cambiar
una palabra.
La mayoría
de los cuentos de Dorothea Viehmann fueron publicados en el segundo volumen de
cuentos de hadas de los hermanos Grimm. Ellos no mencionaron su nombre ni el de
los otros cuentistas cuyas historias orales transcribieron. El retrato que
encabeza esta portada fue realizado un hermano suyo Ludwig Emil Grimm. Murió el
17 noviembre 1816, siendo una auténtica desconocida, aunque hoy en su aldea la
recuerdan y le rinden homenaje.
Niño dentro de un pez. David Hockney |
Ilustración de David Hockney |
Uno lamenta
que se haya perdido el arte de contar cuentos, porque con él se abría un mundo
mágico, que también existe entre nosotros y que hablaba de bosques escondidos,
cuevas subterráneas, mares profundos, extraños personajes.... Y aunque no creo
que esos cuentos fueran pensados o inventados para los niños, a todos los que
nos han contado cuentos en la infancia nos queda un sereno recuerdo para toda
nuestra vida, que nos acaricia como un rayo de sol, en cualquier parte que nos
encontremos. Los cuentos tienen una dulzura propia y poesía auténtica, y su
ambigüedad se puede interpretar de diversas maneras.
Ilustración de David Hockney |
Debía de
ser una experiencia especial sentarse al amor de la lumbre, después de cenar, a
escuchar a los viejos de la familia o de la aldea a contar las historias que
ellos habían escuchado antes de sus mayores. Así se transmitían los cuentos en
el pasado, de manera oral, a través de generaciones. Algunos cuentos viajaban
traspasando las fronteras, como los cuentos franceses de Dorothea. Algunos
escritores, como los hermanos Grimm o Perrault, publicaron algunos, otros se han
perdido…
Y también se ha relegado la importancia del arte de ilustrarlos. Los dibujos animados de la industria de Walt Disney vulgarizaron la iconografía de aquellos cuentos y arrasaron definitivamente con una bella tradición ilustrada que respetaba su sentido. Hasta entonces los ilustradores de los cuentos de los hermanos Grimm, como Otto Ubbelohde, que ilustró una famosa edición de principios del siglo pasado, habían sabido captar el sentido antiguo y sabio de aquellas historias en ocasiones siniestras, en ocasiones, mágicas, morales o costumbristas. Y recogiendo esa rica tradición, hoy podemos contemplar de nuevo la magia y el misterio del arte y de ilustrar de contar cuentos, que Hockney nos devuelve con unos bellísimos grabados. Ejemplar manera de despreciar la banalización de los filmes de dibujos animados de ese nefasto Disney, vidrioso ser que acaparó el imaginario de casi todo un siglo y sobre cuya biografía, llamada Un americano perfecto, se ha compuesto una buena ópera con música de Philip Glass, que se ha estrenado recientemente en el Teatro Real de esta ciudad.
FUENTE: ESTRATEGÍA DEL SOMBRERO |
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