Una aclaración. ¿Usted sabe de buena tinta que los niños no son tontos, aunque a veces los adultos les hablemos como si lo fueran?
Ese es el mayor de los pecados. Decirle a un niño cuando todavía no sabe hablar "mira un gua guau" es una estupidez. Es un perro. Para los que nos dedicamos a conseguir que el niño tenga una buena capacidad de expresarse eso es horrible. Los niños entienden en el contexto qué es lo que quieres decir. Hay que subir el nivel no bajarlo.
Si hacemos un repaso, hay que reconocer que los cuentos son bastante machistas: ellas siempre limpian hasta que viene un príncipe a salvarlas.
Es verdad. Mi madre es una reconocida feminista y para mí la conclusión es que los cuentos los escribían ellos, aunque los contaban las mujeres. Los hermanos Dickens eran hombres, Perrault era un hombre... de lo que se trataba era de que los roles etuvieran bien definidos. Sin darse cuenta era la mujer la que tenía en sus manos cambiarlo y no lo hacía.
Entonces no los contamos...
No, hay que contarlos. Ha habido una moda hace cinco o seis años y se cambiaban los roles. Eso lo que provoca es que el niño no conozca el cuento clásico. Al margen de que estemos o no de acuerdo con el mensaje, es importante que el niño sepa que el lobo es malo y que no debe desobecer a su madre, como Caperucita. Pero la verdad es que los cuentos clásicos son heavy metal. En el original de Cenicienta matan a la madastra con unos zapatos al rojo vivo; a Blancanieves le quieren sacar el corazón... Ahora en los cuentos actuales no hay buenos y malos, son como pequeñas novelas para los niños. Les gusta leer mucho cosas que reflejen su día a día y luego irse hacia lo mágico.
ENTREVISTA COMPLETA: DIARIO INFORMACIÓN
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