Escribe «desde que aprendí a escribir» y lee «desde que empecé a leer». Inma Ruiz, contadora de historias, ya de pequeña quería ser periodista, lo fue, pero su pasión «por trabajar la voz, hacer radio, llegar a la gente» y la necesidad de ésta en el teatro le ha llevado a lo que es. Ahora canta a los cuatro vientos la inauguración de una nueva librería infantil en San Vicente y lamenta la poca profesionalidad de algunos y el escaso apoyo oficial.
Esta valenciana que vino a Alicante de vacaciones hace veinte años, y aquí se quedó, forma parte de la AEDA (Asociación de profesionales Narradores Orales de España), la única de ámbito nacional y que cuenta con tres socios de la Comunitat, ella misma, Mario Caballero y Félix Albo. «Se trata de dignificar el oficio, tener una asesoría, una fuerza para cobrar facturas, y tras una primera reunión en Guadalajara se empezaron a sentar las bases».
No es un camino fácil: «Hay oposición a esta asociación, porque pedimos para entrar un mínimo de 18 meses de autónomo pagado, y mucha gente que se dedica a esto no paga impuestos», lamenta. Llegó a haber «insultos personales al montarla, porque dicen que somos muy elitistas. Acabamos de empezar, es un primer paso, aceptamos ideas y sugerencias».
«No somos payasos»
Inma Ruiz quiere dejar claro que «no somos un payaso vestido de payaso que cuenta tres cuentos en un cumpleaños», porque para narrar historias «se necesitan unos requisitos, un respeto». Los miembros de la asociación se mandan continuamente emails para avisar «de los ayuntamientos que no pagan, algunos con deuda desde 2005». En el caso de Alicante, «no trabajo con el Ayuntamiento, aunque sí con la Consellería, en la biblioteca Azorín».
Inma estuvo varios años contando cuentos e historias en la Feria del Libro de Alicante. «La Feria lleva cuatro años sin que el Ayuntamiento les de ayuda para las actividades en las carpas, y ahora las tiene que pagar la Asociación de Libreros, y eso baja la calidad». Sin embargo, reconoce que le gusta esta feria, «es el único lugar donde me pongo nerviosa». El problema para ella es que Alicante «es una ciudad grande, y que la feria del Libro pierda valor desmoraliza, aunque se haga en verano, apetece estar en la Explanada».
Por otra parte alaba que se haya recuperado este año el Salón del Álbum Infantil Ilustrado, que se celebrará en Las Cigarreras. «Que lo anularan fue un palo, y que ahora lo retomen es una maravilla, una alegría, y voy a ver si entro en el proyecto con narración». La Plaza de Gabriel Miró es un buen lugar para contar narraciones, «pero yo no lo haría sobre un escenario como se hace sino bajo los árboles, para no romper la belleza».
Inma jamás ha hecho una Cabalgata de Reyes y lamenta que el consistorio «trabaje siempre con las mismas empresas de animación». Por otra parte, defiende que siempre «hay que cobrar, aunque sea una cifra simbólica, para que valoren tu trabajo».
Para ser narrador de cuentos hay que «lo primero leer mucho, un profesional no es sólo el que llega puntual o hace bien su trabajo, hay que ser serio, estar de alta en Seguridad Social, pagar impuestos, y si te falta alguno, cojeas». Ella tiene un seguro que evita problemas «por si algún niño se cayera, aunque no es peligroso». En resumen, «no es justo que vaya una persona y que lo que gane sea limpio». Contar es para ella «investigación, lectura y preparación».
En otros campos, como el café teatro, en Alicante, Inma Ruiz lo ve «muy cerrado, no veo apertura para poder entrar más gente, se vende mucho el monólogo y la magia, y hay locales que deberían ampliar las opciones, porque los guetos cierran, no abren».
FUENTE: DIARIO LA VERDAD
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