Aprovechando la fecha, Víspera de Todos los Santos, nada como escuchar a la luz de las velas cuentos de Muertos, Fantasmas y Aparecidos.
Hubo un amplio desfile de contadores de historias (más de lo que se esperaba, qué bien...), y cada uno con su estilo personal trató de perturbar nuestros ánimos; y aunque somos gentes curtidas y curadas de espantos, sí vivimos algún momento inquietante. Al fin y al cabo, íbamos dispuestos a ello, qué caramba.
Eso sí: la prueba definitiva del temple de los espíritus y la resistencia de los cuerpos, la queimada de Fran. Sólo para auténticos valientes.
* * *
Un apunte personal: quiero públicamente dar las gracias a ese grupo de personas que dan cuerpo y alma a Los Cuentos de la Luna por, como dice Silvio, "sumarme a su altura", en un gesto de generosidad que les honra. Gracias.
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