Como creador del programa Cuentos y Leyendas de Honduras he conocido mucha gente de todo el país, hombres y mujeres que aseguran haber sido protagonistas de hechos sobrenaturales o que los han escuchado a través de los años. He participado en noches de verano frente a una fogata, rodeado de niños y adultos escuchando aquellas cosas terribles que les sucedieron a nuestros antepasados.
He visitado colegios, escuelas y universidades llevándoles en mi voz la tradición oral que tanto nos gusta desde nuestra niñez. He visto los rostros llenos de alegría y de suspenso con cada relato. Eso me llena de satisfacción.
El nueve de septiembre, Cuentos y Leyendas cumplió 46 años de estar en el aire, 46 años que han sido para mí de enorme alegría porque sé que he dejado un legado a mis compatriotas de esa tradición tan rica y muy nuestra; aunque ninguna institución del Gobierno haya reconocido mi trabajo a mí me encanta. Hoy voy a contarles una historia real.
El señor Daniel Escobar era asiduo radioescucha de mi programa. él vivía en la Villa de San Antonio, Comayagua, conoció a muchos personajes importantes y sobre todo cuando era niñ fue amigo del padre Juan Pablo Orellana. Luego fue sacristán de la iglesia del pueblo bajo las órdenes del mencionado sacerdote. Deben saber que un sacristán es una persona de entera confianza de su sacerdote, es por eso que mi amigo don Daniel Escobar llegó a conocer muchas interioridades del padre Orellana.
El primero de septiembre de 1967 Daniel me escribió desde la villa contándome una historia sobrenatural que no era producto de su imaginación, sino algo real y auténtico que le aconteció al máximo representante de la Iglesia católica en la Villa de San Antonio. Hoy en esta exclusiva sección de Diario La Prensa serán testigos de ese relato que hasta el mencionado año se reveló, lo que produjo los más variados comentarios entre las personas que conocieron de cerca a los protagonistas.
HISTORIA COMPLETA: LA PRENSA
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