domingo, marzo 03, 2013

LA PELICULA HANSEL Y GRETEL. O COMO MANCILLAR LOS CUENTOS TRADICIONALES

Los antecedentes eran poco esperanzadores. Títulos como Beastly, Caperucita Roja (¿A quién tienes miedo?), Blancanieves y la leyenda del cazador o Mirror, Mirror -posiblemente la más resultona de todas- no dejaron el listón muy alto. Pero Hansel y Gretel: Cazadores de brujas rompe de una patada la vara para campar a sus anchas en el terreno de la astracanada más absurda, aparatosa y tediosa. Y en un producto de esta naturaleza, esto último es lo peor.

La elección del director Tommy Wirkola, autor de Kill Buljo o Zombis nazis (Dead Snow) no invitaba al optimismo. En el mejor de los casos podíamos esperar una atropellada función extrasangrienta con buenas dosis de acción y un puñado de carcajadas de por medio que hicieran llevadera su escasa hora y media.

Pero Hansel y Gretel: Cazadores de brujas no es ni siquiera el mejor de esos casos. Y es que la cinta de Wirkola se queda a medio camino en casi todo. No tiene el suficiente humor para tomársela a guasa, no hay la suficiente acción desmedida para que sea visualmente atractiva y no hay una exhibición de sangre y mutilaciones que la hagan impactante (o desagradable, según se mire). Tampoco hay nada aterrador -ni siquiera mínimamente inquietante o siniestro- y cualquier atisbo de misterio o intriga es una quimera.

La cruzada de Ojo de Halcón y la exchica Bond para acabar con la malvada Muriel -a la que, por si éramos pocos, da vida la mutante Jean Grey de los X-Men, Famke Janssen- y rescatar a los niños de no sabe qué pueblo perdido en los bosques es una aventura ramplona e insípida.

Una cinta estéticamente forzada y esforzada pero cuyo mayor defecto es no saber si tomarse a sí misma en serio o abandonarse al chascarrillo. Y a tenor del resultado final, poner un poco más de empeño en las gracietas y dotar al menos de un gramo de química a la pareja protagonista hubiera sido la decisión más agradecida.

Esta innecesaria revisión del cuento de Hansel y Gretel es, en resumen, un viaje bastante insustancial y lleno de baches que a duras penas compensa el mero esfuerzo de colocarse las gafas tridimensionales. Si los hermanos Grimm levantaran la cabeza... mirarían para otro lado antes de que estos dos se la corten.

FUENTE: EUROPAPRESS

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