Atrás parecen haber quedado las historias de hadas y duendes o de personajes de dibujos animados comerciales. En la literatura infantil contemporánea colombiana la realidad más próxima es la que prevalece: dos hermanitos viven con su madre porque su padre los abandonó; una pareja afrocolombiana se enamora en un humilde caserío del Pacífico y un niño sordo se enfrenta con valor a la cotidianidad.
Del cómo está evolucionando el cuento infantil hablaron expertos a propósito del inicio del III Festival del Libro Infantil, organizado por la Cámara Colombiana del Libro, que contará con una rica programación, a nivel nacional, en librerías, bibliotecas y entidades promotoras de la lectura, hasta el próximo fin de semana.
Es una iniciativa que busca llamar la atención de los padres para que conviertan los libros infantiles y juveniles en un elemento de primer orden en la formación de sus hijos.
"Los padres no se preocupan por ir con los niños a las librerías y muy pocos van a las bibliotecas. Y lo más curioso es que cuando un adulto realmente ve el contenido de los libros para niños se enloquece de la felicidad", comenta María Osorio, de Editorial Babel.
Conexión con la realidad
Como lo dice el popular grupo argentino Les Luthiers en su simpática parodia 'La gallinita dijo eureka', "a los chicos hay que decirles la verdad". Y esa es, quizás, la principal razón que ha llevado a los escritores infantiles a abordar los temas cotidianos en sus escritos.
"En la literatura para niños se ha tomado conciencia de que justamente todos los temas son posibles. Creo que la literatura de ahora acompaña a estos niños inteligentes de hoy, hiperpreguntones, para los que no hay temas vedados", explica la escritora Yolanda Reyes, de la librería especializada Espantapájaros.
En un análisis sobre el tema, que presentó el investigador Luis Bernardo Yepes Osorio en la edición más reciente de la revista de Fundalectura, "el humor, la discapacidad, la muerte, las angustias existenciales juveniles, el amor en sus distintas manifestaciones, el poder y la separación de los padres fueron tópicos predominantes en las obras".
Para Mireya Fonseca, editora infantil de Panamericana, la clave está en la manera como se le cuente al niño la historia. "La trama debe tener un lenguaje fácil, comprensible, con construcciones gramaticales ágiles; que, complementado con la ilustración, le llegue de una manera amena al niño".
El escritor cubano y especialista en literatura infantil y juvenil Sergio Andricaín complementa a Fonseca con otros ingredientes importantes: la investigación y la sinceridad.
"La cosa es cómo ayudar al niño a entender esas realidades tan difíciles, tan crudas sin caer en un discurso y en eso es muy importante la sinceridad. Se trata de que a través del camino de la literatura, que tiene recursos específicos, tú puedas ayudar al niño a crecer", explica Andricaín.
Por su parte, Reyes destaca el papel que juega en todo esto la poesía, que en la infancia se encuentra en todas partes. "Para un niño entre los 0 y los 4 años, el mundo del lenguaje es un mundo sonoro en el que importa mucho menos el qué y mucho más el cómo. Y el primer texto de un niño es el texto poético. En esa medida los libros para los más chiquitos son libros llenos de sonoridades, son verdaderos poemas".
ARTICULO COMPLETO: BARRANQUILLA VIVE
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