domingo, diciembre 13, 2009

El jueves estuvieron Julián e Izaskun en La Luna

El jueves asistí en La Luna a una pequeña maravilla.

Fue una sesión más breve de lo habitual, y se quisieron disculpar por ello; pero no veo razón, si es tan hermoso lo que nos dieron.



No me veo capaz de transmitir la sensación de plenitud con la que salí de la sesión del jueves.

Los cuatro textos eran bonitos, bien escogidos y bien elaborados. Profundamente trabajados, asimilados y asumidos hasta poderlos transmitir con naturalidad, con fluidez, con mimo.

El vestuario, el uso de objetos... cuidado, acorde con la historia, con sentido, ayudando al texto a llegar a la audiencia.



Y la sensibilidad con que los textos eran transmitidos, como si por debajo de la historia nos estuvieran diciendo "aquí te dejo este cuento, cuídamelo...". Cada palabra iba dirigida a alguien, porque estaban en su pequeño escenario, un pequeño mundo cambiante con cada cuento, pero estaban entre nosotros, con nosotros, y nos contaron sus cuentos a todos los presentes como si nos los estuvieran contando a cada uno.



Estaban inquietos al principio por si el peso de la responsabilidad les pudiera afectar, pero supieron sobreponerse perfectamente, y regalarnos una sesión de intimismo, de sensibilidad sin soserías ni ñoñerías, de poesía de la buena.

Habrá habido en La Luna aplausos más largos, o más intensos, pero pocos más cariñosos y cercanos, y merecidos.
Como se oyó por ahí, "¡qué majos....!"

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