(Imagen: Storytelling en Cowley Estate, Brixton, 1972)
Según Aristóteles, la trama es el alma del drama. En ese sentido casi se podría decir que mientras exista algo que desentrañar -una experiencia, emociones en conflicto, un dilema o disyuntiva, la pintura de un episodio, la historia de un desencuentro o malentendido, la anécdota de viaje, el deseo no alcanzado, etc., etc, etc.- y alguien que se exponga a contarlo frente a un público -en forma de relato hablado o mudo, con acciones sin palabras, con formato de confesión, multimedia o teatro negro o ciego o de acción, etc., etc., etc.- estaremos frente a un hecho teatral. Pero en el siglo XXI, vamos todavía más lejos. Para que haya teatro solo se necesita al actor: ni la escenografía, ni el vestuario, ni el escenario, ni siquiera la obra o el director son imprescindibles. Solo necesitamos que haya una voz y que esa voz esté en vivo. Porque lo único que define sin error al hecho teatral es el cuerpo humano. De lo contrario es como si dijéramos que las instalaciones no son artes plásticas o que solo consideráramos Arte a la pintura. (Cosa que algunos, por otro lado, quisieran hacer.)
FUENTE: MARÍA JOSE GABIN
2 comentarios:
Les mando además mi página acerca del espectáculo de narración oral que preparo para la temporada 2010.
www.lenguavivalaobra.blogspot.com
y gracias por mencionar la fuente
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