sábado, marzo 15, 2008

El jueves estuvieron los Légolas en La Luna

Así surgen tradiciones. Se empieza a repetir un hecho en fechas similares, de manera fortuita, un día a lo tonto te das cuenta, y por seguir la gracia se comienza a hacer a propósito.
Pues ya se podía convertir en tradición la visita de estos tres estupendos cuenteros a La Luna, cada año por estas fechas. Yo me apunto.

En esta ocasión los Légolas nos descontaron la tradición del cuento infantil: Caperucita, Cenicienta, Blancanieves, los Tres Cerditos... Por fin alguien, tuvieron que ser ellos, nos cuenta la verdadera historia. Nada de moralejas, de ocultas y oscuras intenciones educativas, de pretendidos propósitos pedagógicos. No, la verdad descarnada de cada cuento, para quien estuviera dispuesto a soportarla.


Conspirando para sacar la verdad a la luz.

Han sabido sacarle punta a cada cuento, crear una sesión divertida, cada cuento con su estilo propio, pero consiguiendo una sesión bien integrada, no una retahíla de cuentos sin más. Incluso algunos de los personajes actúan como invitados en cuentos de otros.

Del colectivo Légolas como contadores, sólo se me ocurren elogios y halagos: el tono, justo, cuando es de humor, sin buscar el chiste fácil, y cuando es sentimental, sin rondar siquiera la cursilería; el ritmo, calmado, dando tiempo a escuchar, manejando la pausa, que también es voz, voz callada; el gesto, medido. La forma en que los tres se van alternando en cada cuento, o se van cediendo la palabra dentro del mismo, me produce, ahora cuando hago memoria, la sensación como de estar mecido por las olas, llevado hacia un lado u otro, abandonado al vaivén y a la corriente. Es una de las ventajas de ser tres en el escenario: no dejan que la sesión se pueda hacer monótona (claro, mono-tona, un-tono, no puede ser, siendo tres, ahora que me doy cuenta).

Y eso que, este jueves, el drama sobrevoló La Luna, en forma de lo más temido por quien se sube cargado de palabras a un escenario: La-Mente-En-Blanco (lagarto, lagarto). Es el riesgo de interactuar con el público en medio de un texto en verso, que como pierdas la rima, estás todo tú perdido. Aunque no pasó de un susto, y hoy lo podemos contar como una anécdota graciosa.

Como dicen ellos mismos: "Cuando el que escucha y el que cuenta se encuentran hay que entenderse, hay que regalar y dejarse querer. En cada sesión desenvolvemos un regalo cuento a cuento. Un regalo perfecto para llevarlo prendido en la sonrisa."


Pues eso. Gracias por el regalo.


Notas (al margen):
- Los conflictos, la tensión y la mala uva en la vida comienzan a menudo por la falta de respeto. Algunos se imaginarán a qué me refiero.
- A veces se escuchan conversaciones interesantes en los sitios más insospechados, como los baños, por ejemplo.


Más información:
- Su página web
- Su agenda de actividades

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