domingo, septiembre 20, 2009

LA NARRACIÓN ORAL UNIVERSITARIA EN COLOMBIA

La narración oral en nuestro país (según datan algunas investigaciones), tiene su nicho en las universidades colombianas, alrededor de 1988, donde varios estudiantes de ese entonces toman el taller ofrecido por el TPD y la Biblioteca Nacional, dirigido por Francisco Garzón Céspedes, en la actualidad muchos de los que se formaron en dicho taller, son considerados narradores profesionales, lo que resulta curioso desde hace unos años, es que la narración oral de nuestro país, ha sufrido un gran revolcón lleno de roscas, odios y preferencias que han llevado (me atrevo a asegura) a la muerte de la narración universitaria*.

En el 2005 el proyecto Bogotá de Cuento realiza una caracterización de los narradores de la ciudad, de dicho estudio se decide categorizar los narradores de ese entonces en tres clases:

Narradores profesionales: Cuenteros con 7 años de experiencia y presencia en festivales a nivel internacional; de allí se entiende que son personas que han tomado la narración como un oficio y sus ingresos dependen de la misma.

Narradores de espacios no convencionales: narradores de espacios al aire libre (trabajo de calle), bares y otros donde su voz aguante; es fácil entender que este tipo de narradores son impulsados en gran parte por un sentido económico (al igual que los primeros).

Narradores universitarios: como su nombre lo indica son estudiantes, formados en los pocos talleres que se ofrecen en las universidades, son impulsados por ¿?... En este apartado muchos se atreven a decir que es un deseo de aumentar su popularidad o como estrategia de levante**. Aunque las motivaciones son “atractivas” (bueno eso depende la edad del narrador y su necesidad de reconocimiento), no son lo suficiente fuertes para convertir este tipo de cuenteros, en narradores profesionales como ocurría en el pasado, ¿Por qué? Pues sencillo, no hay una motivación económica (muchos son gomelitos que lo hacen por pasatiempo), tampoco hay una necesidad de adquirirla como oficio (apenas se termina de cursar la carrera, la idea es ejercer lo que se estudio y la narración es desechada) y por último, la circulación de estos en los distintos eventos es casi nula***, por esta razón la narración universitaria huele a formol.

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