Vino por primera vez a La Luna el camerunés Samuel Mountounmnjou.
El estilo y los cuentos de Samuel son pura tradición.
Nuestros cuentos tradicionales han ido siendo amasados por el paso de los siglos, absorbidos por la literatura y convertidos en cuentos "clásicos", reescritos, y con el tiempo rescatados y conservados en el zoo de los cuentos (pero esto es otro tema)
Los cuentos que trajo Samuel estaban frescos, aún coleaban cuando encendió la hoguera para empezar a contarlos. Son cuentos que explican el mundo (cómo el fuego lo obtuvo una mujer); cuentos que transmiten valores morales (solidaridad, generosidad...) importantes para la supervivencia del grupo, sea la familia o la nación. En estos cuentos el mensaje es directo, pueden llegar a parecer ingenuos (quizá lo son), pero son eficaces cumpliendo su función, en culturas que no se fundan en la escritura.
Y Samuel los cuenta tal cual son. Con autenticidad. Es cierto que años de formación universitaria, y de convivencia en un país como el nuestro, que como mínimo se puede calificar de complejo -y seguro diferente al suyo-, de alguna manera han podido distanciarle del día a día vivido en el entorno donde enraizan las historias que cuenta, pero me da la impresión, después de escucharle, de que ha sabido conservar lo suficiente para contarlas con honestidad. Estos cuentos son para ser contados sin artificio, y así lo hace. Claro que ayudan el color de la piel, la voz profunda y el vestuario, soy consciente de ello, y los instrumentos y los idiomas de extraña sonoridad también; todo eso juega a su favor. Pero no es sólo eso. En vaqueros y camiseta conseguiría también transmitirnos lo que pretende.
Un interesante estreno.
Nota de hoy:
Al escuchar a Samuel recordaba también a otros africanos que conocimos este año en el Maratón de Guadalajara, y de nuevo pensé: qué poco se canta en nuestros cuentos. Tengo mi teoría al respecto, y lo tengo que hablar con los que cuentan...
1 comentario:
No pude ir pero después de esto espero las fotos con ansiedad.
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