A Carlos Alba le tocó cerrar la temporada de Los Cuentos de La Luna.
Carlos es más popular y conocido como encarnación de un personaje asturiano, "El Cellero", pero esta vez vino como Carlos Alba, a pecho descubierto.
En esta faceta de cuentacuentos a pecho descubierto, contó historias escogidas de distintas partes del mundo, historias tradicionales en su mayor parte, y como son las historias tradicionales, con sus moralejas y enseñanzas.
En la segunda parte de la noche recuperó su tradición asturiana, y ahí estuvo más cómodo y en su salsa.
Salpicando las historias de giros autóctonos, enriqueciéndolas de vocablos y expresiones de su tierra y del idioma que trata de conservar y recuperar, nos instruyó acerca de modos y costumbres que en parte o en todo se han perdido, pero aún perviven en las memorias de las gentes, y se reproducen gracias a relatos como estos y a gentes como Carlos Alba que los van contando por ahí.
Ahora nos queda esperar para una próxima ocasión a que nos traiga a ese alter ego suyo y podamos completar el conocimiento de este narrador.
Nota casi-final:
La Luna se toma ahora su descanso estival, pero los cuentos no terminan. Nos vemos en Guadalajara.
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