Cuántas veces hemos visto que cualquier actividad, al etiquetarse como 'tradicional', se nos presenta casi como algo arqueológico, una curiosidad histórica.
Por eso me sorprende y me da mucho gusto descubrir que hay personas como Victoria Gullón que se empeñan en contradecir ese prejuicio.
Victoria es una de esas escasas personas que transmite la tradición manteniéndola actual. Escucharla cantar sus romances es vivirlos; pero no con ese "transportarse a la edad media o al siglo de oro" que muchos podrían pensar. Es vivirlos desde hoy, disfrutar de una lengua que sigue viva a pesar de los que la maltratamos, de una música sencilla que nos llega, y sobre todo de unos contenidos que siguen estando en nuestras vidas, porque a poco que nos paremos a pensar, lo que importa a las personas ha cambiado poco. Muchos personajes que antes andaban en romances, hoy están en programas de corazón o de sucesos en la televisión.
Escuchar a Victoria cantar sus romances es también disfrutar de Victoria.
De su voz, que te atrapa al cantar. De su sonrisa permanente, y la alegría que transmite a los que escuchan (sigo pensando que a uno se le nota cuando está haciendo lo que le gusta, o le gusta lo que hace). De su estar ante el público escuchándolo también, dialogando. Disfrutar de su generosidad atendiendo a las peticiones últimas.
En estos tiempos de multiculturalidades, a menudo caemos en la tentación de olvidarnos de nuestra historia y nuestra propia cultura, y es gracias a personajes como Victoria Gullón que tenemos la oportunidad de recordar que ésta no está prisionera en pergaminos polvorientos, sino circulando por ahí, y que sólo tenemos que abrir los ojos y las orejas para comprobarlo.
El jueves, en un sitio pequeño y rodeados de algunos amigos, vivimos uno de esos momentos que, con el tiempo, se recuerdan como "yo estuve allí".
Nota de cotilleo:
Opino que le sienta muy bien este nuevo corte de pelo
No hay comentarios:
Publicar un comentario