"Los relatos de don Gaetano me abrían los oídos. Su voz metálica entraba a pellizcar los nervios de la imaginación. Así podría probar el pan de la primera hornada de harina blanca, ver los ojos de las viejecillas trastornadas ante el soldado negro, hojear entre los dedos el papel impreso del dinero nuevo que sustituía a las liras. Escuchar a don Gaetano me hacía testigo vicario de su tiempo. Era un flautista el relato y se llevaba tras él mis sentidos hechizados."
"El día antes de la felicidad". Pag. 87
ERRI DE LUCA. Siruela. Nuevos Tiempos
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