El arte se ha convertido en un elemento de compraventa, no es arte si no tiene un precio. Se guarda en museos, como en mausoleos visitables. El arte como concepto de “arte popular” de cercanía, de diversión, de mejor de las condiciones de vida (pues también se vive con los sentidos) ya no tiene cabida en nuestras ciudades. Ahora solo interesa el arte consagrado, del que tiene nombre, del importante, del que nos sirve para ser “referente” mundial, del que luego podemos rentabilizar. Pero, ¿donde queda el arte innovador, rompedor, joven, popular?, ¿donde podemos encontrar el arte diversión, el momento artístico, la creación por el mero placer de crear y dar a los demás?. Desde luego en esta ciudad de Logroño no queda casi lugar para eso. Y lo peor no queda sentido del humor para aceptar lo diferente, para aceptar la critica y la diferencia. Por eso nos gusta todo lo que hace el MURAC (Museo Riojano de Arte Contemporáneo), como esa actividad que realizo el miércoles. Salir a la calle con sillas forradas de su color corporativo y sentarme a montar una tertulia, artística en algunos momentos, etílica en otros, bajo un frío de 5 º, con unos churros caliente y el asombro de la gente que pasaba. Una broma, si, pero una broma artística para reivindicar la calle. Un museo que no existe, haciendo algo que nadie sabe que es, en un lugar casi prohibido... ¿Hay algo más artístico?.
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