Tenía ganas de comentar sobre Itziar Rekalde, porque en la última ocasión no pude, y estas cosas no van bien a destiempo.
Y este jueves fue una ocasión estupenda de refrescar la memoria y alimentarla con nuevas sensaciones, porque nos ofreció una sesión estupenda de cuentos.
Me cuesta ser preciso con lo que me transmite Itziar Rekalde contando, porque se mueve en el filo de la navaja:
es cercana, sin dejar de estar en su papel; es dulce y entrañable, sin ser cursi ni empalagosa; ante todo, resulta natural, sin quitarse la sonrisa y sin dejar de observar a los que escuchan, con atención.
Si acaso, el final de algún cuento (cuentos del tipo que entendemos como "literario"), crea un pequeño vacío hasta que el público entiende que el cuento terminó.
Salvo esto, fue un gusto sentarse a escuchar y disfrutar de los cuentos que nos trajo y de su forma de entregarlos.
Un buen plan para el jueves, sí.
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