Mercedes Alfonso nos ofreció el pasado jueves una bonita sesión de cuentos cubanos.
Comenzó con precaución, por la novedad y porque, como explicó, tiene ya tanta costumbre de contar en francés, y con otro repertorio, que no estaba segura de cómo le iba a salir.
Pero le salió bien, y pronto se hizo con el público, con el espacio, y con los cuentos mismos.
Me gustó que eligiera un repertorio de cuentos clásicos, sin folclorismos. Que están bien, los folclorismos, pero hay vida más allá de la herencia animista. Y mucha vida, además.
Contó los cuentos con soltura, con simpatía, cercana al público pero, a la vez, sin perder el control de la puesta en escena, que se podía percibir en el uso del gesto, de las manos, del cuerpo...
En definitiva una narradora que nos hizo disfrutar con su voz y con los cuentos que nos dejó en su estreno en La Luna.
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