martes, septiembre 21, 2010

ARTICULO SOBRE LA ASOCIACIÓN MADRILEÑA DE NARRACIÓN ORAL. ESPAÑA

Conocer historias de pueblos ancestrales y fantasías de otros tiempos es posible. Los cuentacuentos, al igual que hacían los juglares en la Edad Media, son los encargados de trasladar a su público a lugares remotos, para que revivan las hazañas, los romances y todo tipo de leyendas, fi cticias o no, que contaban sus antepasados. Para que esta tradición se conserve y crezca con fuerza, los narradores de historias de Madrid, más conocidos como cuentacuentos, han fundado la Asociación Madrileña de Narración Oral, que con tan solo unos meses de vida ya reúne a medio centenar de socios de ocho nacionalidades diferentes. “Empezamos diez personas que nos conocíamos de coincidir en bares que acogen actuaciones de cuentacuentos, como Libertad 8, y formamos la asociación tras organizar un encuentro nacional de narradores orales en Madrid. Entonces fue cuando vimos que juntos podíamos hacer más cosas, como festivales, encuentros, conseguir espacios para actuar, etc.”, explica a Sí la maga cuentista Mercedes Carrión, peruana perteneciente a la asociación. A pesar de que hoy componen la asociación narradores de países tan diferentes como Camerún, Reino Unido, Italia, Francia, Perú, Colombia, Chile y España, fi el refl ejo de la actual interculturalidad madrileña, todos comparten unos objetivos comunes. Vivir del cuento Aun con la proliferación de las nuevas tecnologías y de la invención de la mayor contadora de historias del mundo, la televisión, los profesionales de los cuentos opinan que la profesión goza de buena salud. Para el cuentero colombiano Nelson Calderón, “este arte se mantiene porque la gente busca lo vivo” y porque tienen su propio público, “deseoso de oír historias”.

Esta teoría la ratifica la española Marta Guijarro, quien además añade: “Permite conectar con la gente, sin artifi cios, desarrollar la imaginación, y esto engancha”. Aun así, ambos reconocen que subsistir de contar historias es difícil. “Yo vivo del cuento desde hace 14 años, al igual que lo hace Mercedes desde hace 19”, bromea Calderón. “Pero sé que muchos compañeros lo compaginan con otra actividad. Lo importante es ponerle ganas y tener imaginación para contar e inventar historias nuevas”, puntualiza el contador colombiano. En la asociación, la mayoría de sus miembros compagina su empleo diario con este arte. Por ejemplo, la española Marta Guijarro es periodista y la francesa Brigitte Arnaudies es profesora de fi lología. “Al contar historias encontramos nuestra parcela de realidad, porque la mayoría cuentan la misma esencia del hombre. Además, a mí me ha permitido conocer mejor el idioma”, refl exiona Arnaudies. Proyectos de la asociación Para conseguir sus retos, la Asociación Madrileña de Narración Oral tiene previsto organizar conferencias, cursos y actuaciones conjuntas. “Aunque un buen cuentacuentos nace, también se hace”, puntualiza Carrión. En este sentido, Nelson Calderón señala que él comenzó haciendo cursillos en Colombia, pero que, en su caso, se formó ”rodando y rodando”. Para pertenecer a la asociación y benefi ciarse de sus servicios es necesario ser contador de cuentos, vivir en Madrid y pagar una cuota anual de 40 euros. “El mayor benefi cio que aporta es que permite al asociado estar en contacto con otras personas y así, enriquecernos mutuamente”, opina Marta Guijarro.

ASOCIACIÓN MADRILEÑA DE NARRACIÓN ORAL

FUENTE: SISEPUEDE

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